El Espejo (Entrega)




Empecé sin saber qué hacer para fotografiarme: cuál era la luz adecuada, la posición de la cámara, la cercanía, qué estética me representaba. Tampoco sabía bien qué quería transmitir con mi autorretrato, por eso creo que fue uno de tantos procesos de autodescubrimiento. Cuando empecé a probar frente al espejo, me gustó la idea de ser yo quien sostenía la cámara; lo sentí natural y me sentí cómoda.

Elegí iluminar la zona de mis ojos porque quería que fuera lo que captara la atención primero. Sentí que si en vez de mirar a cámara me veía en el reflejo del espejo, eso implicaba desviarme la vista, evitarme, porque luego al ver la fotografía no me iba a ver realmente. Considero que los ojos hablan por sí solos. La decisión de dirigir la vista al espectador o no, implica hacer parte a ese otro de lo que se pretende contar; devolverle la mirada es mantener un diálogo.

El blanco y negro fue una elección arbitraria al principio, configuré la cámara en Monocromo y fui probando. Sin embargo, una vez que encontré cómo quería sacar la fotografía me gustó contarla así, mediante el juego de luces y sombras; un contraluz.

Me gusta reflexionar sobre la idea de que este autorretrato me represente en este momento y que quizás en un tiempo cambie completamente. ¿Es un contraste entre la trascendencia que tiene la fotografía, que captura algo eterno, y lo inconstante que somos, lo fugaz que cambia nuestra forma de vernos?


Información técnica

Para generar relleno de luz en la zona de mi rostro jugué con el espejo para generar un reflejo del contraluz


Inspiración: Autorretratos de Vivian Maier 

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